Pero no puede haber mejora sin cambio. En el contexto global y extremadamente competitivo en el que nos encontramos, quedarse parado es retroceder. Ni siquiera haciendo las cosas como siempre vamos a mantenernos como siempre. El trabajo desarrollado hasta ahora y la experiencia adquirida es un activo fundamental, pero existe el peligro real de permanecer presos de esas ideas, conceptos y métodos que han funcionado bien en el pasado. Es fundamental inmteriorizar que el éxito en el pasado no garantiza el éxito en el futuro.
El proceso no es fácil, y es fundamental que se genere un clima de confianza, dando tiempo a las personas a comprender e interiorizar sus responsabilidades en el proceso de mejora. La dirección debe asumir riesgos liderando el proceso de transformación, reconociendo y alentando los éxitos y poniendo las bases para una organización que está en un proceso de continua mejora. De igual forma, se debe garantizar que la concepción y el diseño del Gemba (el lugar de trabajo) está en sintonía con la filosofía y las actividades de mejora continua. No solo hay que predicar la mejora continua: hay que poner los medios para que tenga lugar.
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